martes, 3 de diciembre de 2013

El nacimiento de los sapos.

Erase una vez en la enorme charca  de un bosque lejano, un pintoresco sitio en donde habitaban un grupo de ranas. 

Una de las ranas jóvenes, no podía croar. El resto de sus compañeras siempre se burlaban de ella, haciendo crueles chistes y no invitándola a jugar con ellas.

"¿Una rana que no puede croar? ¡Eso es como una cigarra sin canto, o una luciérnaga sin luz!" - Repetían constantemente en tono irónico las ranas, mientras a carcajadas y fuertes croadas, saltaban alegres molestando a su compañera. 

Una tarde lluviosa, bajo el cielo veraniego, fue lastimada una vez más.... La rana que no podía croar saltó y saltó lejos de la charca en la que vivía. Llegó a la orilla de un decrépito tronco cerca de un riachuelo, mientras obsequiaba a la gotas del suelo más amigas con sus lágrimas cayendo.

Arribando a su soledad, descansó en el tronco una divina mariposa.
- Por favor, no me comas, estoy cansada y necesito reposo. - Sugirió a su llegada, mientras la rana afligida y solitaria respondió:
- Por favor, tú no me insultes.
La rana desconsolada contó a la mariposa su problema. La mariposa no tardó en entenderla, pues desde su nacimiento su ala izquierda estaba rota. No pudo volar con el resto, por eso también estaba sola. 

La rana y la mariposa se hicieron buenos amigos y se veían todas las tardes lluviosas. Hasta que un día, parte de las ranas comenzaron a notar los ratos de ausencia de su frágil compañera, y una tarde de tantas en las que se marchaba sola; la siguieron.

Al llegar al tronco y verla acompañada de una mariposa, el escándalo fue mayúsculo. 

- ¡Una rana que no croa es demasiado! Pero ¿una rana que convive con mariposas? ¡Eso es imperdonable!

Dos de las ranas enemigas saltaron hacia ella, sujetándola, mientras el resto trataba de alcanzar con sus lenguas a la mariposa.

La mariposa no pudo esquivarlas mucho rato, su ala rota se cansó y cayó extenuada al suelo. Rápidamente, una de las ranas la devoró. Mientras las otras liberaban a la rana sin croar, quien hundida en llanto, escuchaba las perversas risas.
- Croac, croac, croac.... ¡Esto ha sido delicioso!
- Croac, croac, croac, ¡tienes toda la razón!

Algo dentro de la rana sin croar se había quebrado, estaba furiosa, tanto... que se llenó de verrugas y aumentó 10 veces su tamaño. Se había convertido en un malvado sapo, y sin piedad de los demás; robó el croar de aquellas ranas que asustadas y asombradas decidieron huir del bosque. 

El sapo malvado volvió hasta la charca, robando el croar de todas las que siempre lo trataron como un fenómeno. ¡Croac, croac, croac! No seré más su bufón - Replicaba con inmensa violencia el adolescente sapo malicioso.

Las ranas mudas y muertas de miedo, saltaron lejos de la charca, con el deseo infinito de no volver a toparse con aquel desdichado sapo.
El sapo se quedó con los renacuajos, y cuando estos crecieron, se mudaron a un horrendo pantano.

El sapo era el líder de aquellas nuevas ranas. Se había vuelto un dictador, bañado en dolor y amargura; el sapo lloraba cada tarde lluviosa.
Las ranas no entendían por qué ese sapo estaba tan amargado, pero le tenían mucho miedo y obedecían siempre sus órdenes y caprichos; ya que de no cumplirlas les era robado su croar.

Pasaron mucho tiempo viviendo en ese lugar, hasta que la escasez de insectos las golpeó. El hambre era tanta que decidieron buscar más allá de los límites de aquel fangal. Fue así que en poco tiempo se toparon con un grupo de gráciles mariposas. Y las ranas al ataque las quisieron degustar. 

En ese momento el sapo croo muy fuerte, tan fuerte que las ranas se paralizaron, y las mariposas lograron escapar. 

- Croac, croac, croac... - Lloraba triste el sapo. Quién había vuelto a recordar, a su vieja amiga de alas pardas. - Croac, croac, croaaaaaaaac...

Las ranas anonadadas observaban como el sapo se lucía envuelto en brillo, y en su último croar, su cuerpo volvió a ser el de aquella rana joven y hermosa.

Su alma se escapó hacia la eternidad, para saltar por siempre al lado de su amiga mariposa. 

Es por ello que los sapos existen... Alguna vez fueron nobles ranas. 

Y a pesar de aquel apego entre la rana y la mariposa, siguieron estando condenados a ser enemigos naturales por siempre y para siempre... 

Inclusive en las tardes lluviosas. 


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