El sol se asoma y la sombra se esconde.
Si le ven pasar, la multitud se atemoriza.
Se refugia en un sin fin de callejones.
Y cuando anochece; la sombra surge a flote.
Mientras el mundo duerme,
ella se pasea.
Recorre cada esquina de la exorbitante ciudad.
Se le ve bailar bajo faroles.
Y entre la oscuridad; desaparece.
Camina sola; no tiene amigos.
Siempre trepa rascacielos
y se acurruca en lo más colosal de su acervo.
La sombra llora al anochecer,
encarcelada en soledad.
Y una vez un frío Noviembre,
la luna encantadora; le ha escuchado.
El llanto de la sombra,
retiembla en el candor de todo cuerpo.
Las estrellas son testigos...
La luna lasciva se aproxima a su penumbra.
La sombra siempre se sienta a la misma hora,
en el mismo sitio.
Sus negruzcas lágrimas
le acarician la silueta.
La luna le absorbió y ambas eclipsaron.
Después la sombra se desvaneció.
Pero al menos un instante
fue la sombra de algún cuerpo
...
Ya casi amanse,
ya no hay nada que ocultar.
La sombra ya no existe,
el sol se asoma una vez más.
El llanto de la sombra,
retiembla en el candor de todo cuerpo.
Las estrellas son testigos...
La luna lasciva se aproxima a su penumbra.
La sombra siempre se sienta a la misma hora,
en el mismo sitio.
Sus negruzcas lágrimas
le acarician la silueta.
La luna le absorbió y ambas eclipsaron.
Después la sombra se desvaneció.
Pero al menos un instante
fue la sombra de algún cuerpo
...
Ya casi amanse,
ya no hay nada que ocultar.
La sombra ya no existe,
el sol se asoma una vez más.