Busco el complemento perfecto,
cómo si buscara entre juguetes olvidados.
No lo busco en la carne humana,
sino en el espíritu de algún cuerpo libre.
No es tan fácil,
porque físicamente aún no existe.
Tampoco estoy rastreando algún objeto perdido,
al contrario;
indago en lo que desconozco.
Quizás mi complemento esté en mí misma.
Pero aún no me conozco lo suficiente.
Hay días que me agrada mi reflejo en el espejo,
pero otros simplemente siento que soy sólo huesos y sangre
en un estuche de piel y juventud.
Siento más miedo de buscar en mí, que en el exterior.
...
Es más fácil culpar a mis alrededores.
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