lunes, 11 de noviembre de 2013

El volcán dormido.


Tengo la mente convertida en una selva.
Mi conciencia está de fiesta.


Perdí el juicio por introvertida.
También el mapa del tesoro.

Todas mis palabras están fuera del libreto.
Dentro de mi cuerpo inicia una revolución
...
Sólo existimos usted y yo. 

No se escucha NADA
que no sea nuestra respiración
y el cantar de las cigarras,
 que viene y va;
bajo el celaje. 


Tengo listo mi equipaje,
en espera a su llamado.

Si yo pudiera decirle, 
que me muero de ganas...

Por conocer la historia de sus cicatrices.
Por dibujar lunares nuevos en su cuello.
Por memorizar la forma de sus pecas.
Por encontrar ese rincón desconocido de su cuerpo,
que hasta usted mismo desconoce.
Por obsequiarle una pasión.
Por neutralizar sus nervios involuntarios.
Por convertirme en su adicción.
Por controlar esta erupción.
Y por leerle ojos y manos
...

Aún sintiéndonos lejanos,
le juro que siempre
le voy a esperar.

Vuelva y regrese,
ya conoce el lugar,
que a su retorno le aseguro:

El volcán 
volverá a 
despertar.
















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