Por un lado no quería saber de su vida.
Vivía trás altibajos de ánimos,
teniendo a la imaginación como su mejor aliada.
Tenía también a su amada,
quien le trataba como a un rey.
Él no quería hacer más daño,
ni causarle más heridas a la luna.
Pero a la vez necesitaba saber de su antigua amante;
quería volver a encontrarle,
era una necesidad...
Perdía el brillo de su cuerpo,
tenía la ilusión de que si ese amor
volvía regresaría también su resplandor.
Un estado inconcluso le aquejaba,
& extrañado le ignoraba a la que al día le adoraba,
aunque quisiera cerrar ese caso; el de su confusión,
Abel, adoro antes al sol. Pero ahora él era una estrella,
no más brisa mañanera & a la luna enamoró...
Pero él a pesar de quererla,
no había podido superar ese primer único amor:
La hermosa luz del sol.
Sus hermanas se quejaban de sus pensamientos,
La estrella Arabelia le pedía fidelidad.
Pero Abel, no tenía la culpa, ese sentimiento
iba más allá de todo cuestionamiento, de toda acción.
De cualquier modo el destello de la luna lo sabía,
la luz del sol aún no...
Pero atardecer trás atardecer,
debían de verse a la cara,
por lo menos un par de minutos...
Era cuando Abel estallaba entre locura;
entre pasión, pues su alma se sentía
entre la espada & la pared
& no tenía aún elección.
Mientras abrazaba a la luna, nada le importaba,
hasta que le recordaba a la que fue antes su amante,
y le miraba a la que le queria pensando en el sol.
& era triste por que Abel realmente quería olvidarle...
O... ¿A caso quería aún amarle?
Ni si quiera lo podría explicar,
era extraño.
El sol, tenía un nuevo enamorado & de Abel se había olvidado.
O al menos eso, era lo que él veía...
Aunque otros le decían y el también creía,
él sabía, el sentía; que también el sol le pensaba.
& si bien ya no le amaba, entre sus llamas seguía plasmado su nombre...
Abel despertó convertido en hombre...
Luna, le llamo a la mesa.
El desayuno estaba servido, lo abrazó; le trataba como a un amo...
¿Pues cuál fue aqui el engaño?
Que mientras ella le atendía,
mientras hacia todo por que su compañero se sintiera a gusto,
como todos los días lo hacía;.
él recordaba todavía lo que sentía por su antigua enamorada.
La hermosa María del Sol.
¿Qué sucedió?
Ella lo dejo, ella no volvió... Ella ¿le olvidó?
& el aún le pensaba. Todavía le recordaba
& aunque a Luna él admiraba, a María del Sol Abel no olvidaba.
Ni si quiera sabía a quien amaba.
Vivía trás altibajos de ánimos,
teniendo a la imaginación como su mejor aliada.
Tenía también a su amada,
quien le trataba como a un rey.
Él no quería hacer más daño,
ni causarle más heridas a la luna.
Pero a la vez necesitaba saber de su antigua amante;
quería volver a encontrarle,
era una necesidad...
Perdía el brillo de su cuerpo,
tenía la ilusión de que si ese amor
volvía regresaría también su resplandor.
Un estado inconcluso le aquejaba,
& extrañado le ignoraba a la que al día le adoraba,
aunque quisiera cerrar ese caso; el de su confusión,
Abel, adoro antes al sol. Pero ahora él era una estrella,
no más brisa mañanera & a la luna enamoró...
Pero él a pesar de quererla,
no había podido superar ese primer único amor:
La hermosa luz del sol.
Sus hermanas se quejaban de sus pensamientos,
La estrella Arabelia le pedía fidelidad.
Pero Abel, no tenía la culpa, ese sentimiento
iba más allá de todo cuestionamiento, de toda acción.
De cualquier modo el destello de la luna lo sabía,
la luz del sol aún no...
Pero atardecer trás atardecer,
debían de verse a la cara,
por lo menos un par de minutos...
Era cuando Abel estallaba entre locura;
entre pasión, pues su alma se sentía
entre la espada & la pared
& no tenía aún elección.
Mientras abrazaba a la luna, nada le importaba,
hasta que le recordaba a la que fue antes su amante,
y le miraba a la que le queria pensando en el sol.
& era triste por que Abel realmente quería olvidarle...
O... ¿A caso quería aún amarle?
Ni si quiera lo podría explicar,
era extraño.
El sol, tenía un nuevo enamorado & de Abel se había olvidado.
O al menos eso, era lo que él veía...
Aunque otros le decían y el también creía,
él sabía, el sentía; que también el sol le pensaba.
& si bien ya no le amaba, entre sus llamas seguía plasmado su nombre...
Abel despertó convertido en hombre...
Luna, le llamo a la mesa.
El desayuno estaba servido, lo abrazó; le trataba como a un amo...
¿Pues cuál fue aqui el engaño?
Que mientras ella le atendía,
mientras hacia todo por que su compañero se sintiera a gusto,
como todos los días lo hacía;.
él recordaba todavía lo que sentía por su antigua enamorada.
La hermosa María del Sol.
¿Qué sucedió?
Ella lo dejo, ella no volvió... Ella ¿le olvidó?
& el aún le pensaba. Todavía le recordaba
& aunque a Luna él admiraba, a María del Sol Abel no olvidaba.
Ni si quiera sabía a quien amaba.
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