martes, 26 de abril de 2011

Opaca y bajo el mar.

Un cuerpo celeste que se niega a platicar...

Hoy una estrella nace en el cielo;
se re usa indignada a brillar.

No quiere ser como las demás,
detesta caer en la absurda rutina.
La noche molesta la exilia, del
riachuelo de la infinidad,
cayendo esta al océano sin poderse volver a elevar.

LA LUNA NO SE SIENTE ORGULLOSA;
cree que es holgazana, una hija perezosa.

Esta cae y se aferra dolida a una piedra, clavándose en ella sin pensar en mucho...
Solo le queda escuchar a las sirenas y a sus cantos
en el fondo del mar. Solo le queda respirar, volverse una mortal.

Los quejidos del oleaje, los rumores en el llanto
de la marea que es de color melancolía,
queriendo la estrella que llegara pronto el día
para pedir a gritos al sol, que de las aguas la sacara...

Quería que se apiadara y nuevamente hacia el cielo la llevara,
ya que en la cuna del agua salada ella se desconsolaba.
En el cielo este cuerpo neón tenía lo que deseaba.

A los destellos de la luna; quién no la quería más en casa.
Y todo estrella mía por decir lo que pensabas.

Ahora te hallas lejos de lo que realmente amabas,
porque el cielo era tu casa, el para siempre tu fortuna,
porque ahora eres de otros, perteneces a la bruma.

















No hay comentarios:

Publicar un comentario